El conflicto
internacional se estaba prolongando demasiado. La cúpula militar y el gobierno eran
conscientes de ello y por esa razón habían decidido asestar un golpe de mano,
contundente y definitivo, que obligaría al enemigo a replantear sus estrategias
bélicas y, muy probablemente, les empujaría a la firma definitiva del fin de
las hostilidades.
La misión consistía en invadir el sector
sur de la ciudad enemiga, tomando el control del Gran Bazar expulsando de allí
a las tropas enemigas que habían convertido el lugar en un bastión de
resistencia muy peligroso. Se tenía constancia de que la zona estaba controlada
por patrullas hostiles bien organizadas equipadas con armamento de última
tecnología militar. De esta forma se decidió enviar a la patrulla Charly,
integrada por Jerys, un coronel con una estrella al servicio equipado de asalto
y con conocimientos médicos; Kirtast, un sargento de primera equipado de apoyo;
y Batalyaws, otro coronel con dos estrellas al servicio equipado de apoyo y con
conocimientos médicos avanzados. Eran una patrulla de renombre. Habían
realizado excelentes misiones durante la guerra y se confiaba plenamente en
ellos para resolver la situación.
El Gran Bazar era un entramado
urbano realmente complejo. Encuadrado entre largas avenidas se vertía una
complicada red de callejuelas, recodos estrechos, callejones y pasajes comerciales
que desembocaban en un mercado no muy amplio plagado de puestos comerciales y
pequeñas casas que ahora estaban abandonadas. El paisaje y la función que
ofrecía ahora el Gran Bazar no eran los habituales, sino que toda la red urbana
había sido tomada por las patrullas enemigas y lo habían convertido en una
verdadera fortaleza militar prácticamente inexpugnable.
El transporte GAZ-3937 VODNIK se
detuvo en las inmediaciones de la gran avenida del Gran Bazar a la 01.35 de la
madrugada. La patrulla Charly bajó del vehículo y se puso en marcha. Kirtast
abría la marcha, le seguía Batalyaws y Jerys. Silenciosos, corrieron por los
soportales de una de las avenidas. Se acercaban al corazón del Gran Bazar.
Había empezado la Operación Gran Bazar.
-He avistado un vehículo que
podríamos utilizar. Se trata de un BMP-2M, aparentemente no está vigilado.
-Recibido Batalyaws. Intentaremos
apoderarnos del vehículo. Kirtast nos cubrirá.
Comenzaron a avanzar hacia el
objetivo. Corrieron hasta un muro, lo flanquearon. Saltaron un parapeto y
llegaron a una pequeña plaza comercial. El silencio pesaba en el ambiente
combinado en una densa mezcla con la tensión reinante.
-¡Hostia puta! ¡Granada!- El aviso
de Jerys había sido instantáneo al oír el sonido metálico del artefacto contra
el asfalto.
Ambos soldados se lanzaron al suelo,
saltando lo más lejos que pudieron, a la par que la granada explosionaba
haciendo saltar por los aires multitud de astillas y lascas de metal al
destrozar parte de las estructuras que había en la plaza. Kirtast abría fuego
contra algunos objetivos que se movilizaban por las calles. Jerys y Batalyaws aprovecharon
el fuego de contención consiguiendo alcanzar el vehículo. Batalyaws tomaba el
control del BMP-2M y manipulaba su cañón; Jerys hacía lo propio con la ametralladora
ligera del blindado. Kirtast corrió hacía ellos sin cesar de disparar hasta
conseguir introducirse en el vehículo.
-¡Empieza la fiesta! ¡Vamos a darles
caña!
El BMP-2M hizo un buen trabajo. Pero
nuestros soldados pronto se dieron cuenta que semejante vehículo se volvía
inservible al no poder penetrar por las estrechas y angostas calles del Gran
Bazar. Bajo un intenso fuego abandonaron el blindado. A la carrera se introdujeron
por una callejuela dentro de la compleja red de calles estrechas y callejones.
Tomaron posiciones en un entrante que cumpliría las funciones de pequeño almacén
antes de que estallara la guerra.
Lo que aquella noche ocurrió allí
solo puede ser recordado con total viveza por aquellos que lo vivieron. Toda
descripción se queda corta con respecto a lo que aquellos soldados vivieron esa
madrugada. El sargento Kirtast, en cuerpo a tierra, abría fuego contra todo el
que aparecía; Jerys no cesaba de abatir enemigos que intentaban acceder al
almacén desde calles cercanas; y Batalyaws acribillaba a balazos a todo enemigo
que intentaba eliminar a la patrulla.
La batalla que el Gran Bazar vivió
fue cruelmente encarnizada, manteniéndose en tablas hasta altas horas de
aquella madrugada sangrienta. Pero finalmente el caprichoso destino quiso que
la balanza se inclinara por uno de los dos bandos.
-¡El enemigo se acerca! ¡Vienen
corriendo por el callejón y desde la plaza del mercado!- Kirtast avisaba a voz
en grito mientras disparaba sin descanso. Concentrado en no dejar de abrir
fuego de contención no se daría cuenta de que otra oleada de soldados enemigos
se vertía por uno de los pasillos laterales. Una ráfaga de ametralladora acabó
con su vida. Jerys corrió para intentar salvarlo, pero inesperadamente
irrumpieron en el viejo almacén numerosos soldados enemigos por los dos accesos
del edificio. El coronel abatió algunos, pero irremediablemente perdió la vida
afectado por la explosión de una granada que detonó cerca y por disparos de
escopeta. El otro coronel, Batalyaws, intentaba resistir y cubrir a sus
compañeros, pero era demasiado tarde. Murió cosido a balazos de ametralladora
ligera.
La operación Gran Bazar había
finalizado.
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Dedicado a mis compañeros de Battlefield 3. Por esas partidas memorables y épicas que inspiran relatos como este y que evocan recuerdos muy agradables.
Magister