domingo, mayo 23

Enemigos de Tinta y Papel

Apenas quedaba ya tiempo. Los días habían pasado demasiado rápido desde la última vez que tuvo que empuñar su espada para hacer frente a todos los ejércitos que periódicamente atacaban sus fronteras. Hacía ya dos años que luchaba en aquella gran guerra, tiempo suficiente para haberse acostumbrado a los ataques del enemigo que se sucedían únicamente dos veces al año: la primera oleada se producía en los meses de frío intenso, cuando las ideas se congelan, el pensamiento se bloqueaba y la estrategia fluye con dificultad; y la segunda oleada siempre acontecía cuando el calor se hace insoportable y supone un esfuerzo casi inhumano mantenerse concentrado en el campo de batalla sin caer desfallecido. Pero el enemigo se mantenía siempre impasible ante las adversidades del clima. Nunca mostraba cansancio ni debilidad. Se presentaba siempre como una fuerza de choque compacta, dura, terrible. Sus fuerzas podían resultar devastadoras, sembrando el caos y la desesperación allí por donde pasaba. Podría parecer una fuerza militar invencible, una fuerza casi divina orgullosa de su potencial bélico y su capacidad de destrucción arrolladora... Pero no siempre había conseguido alzarse con la victoria. Durante toda la historia de la humanidad ha habido generales que, capaces y seguros de sí mismos, han conseguido asestar duros golpes a estos ejércitos. Generales dignos de admiración que, a base de cosechar numerosas victorias más que heroicas, disfrutan ahora de un lugar de honor entre aquellos que han conseguido alcanzar la corona de laurel a través de la constante lucha a lo largo de sus vidas...

El joven general podía sentir el calor en su cuerpo. Sus exploradores habían llegado hacía unos días con los informes de que el enemigo se acercaba a marchas forzadas, sin aparente intención de detener su apabullante avance. Un nuevo periodo de duras batallas estaba a punto de acontecer. Esta situación siempre lo embriagaba de una extraña sensación, mezcla de un ardiente deseo de acabar con todo aquello lo antes posible y un profundo miedo que arraigaba en lo más profundo de su ser ante el conflicto que se avecinaba.

Apenas quedaba ya tiempo. Su mejor arma, la tinta de su bolígrafo. Su mejor defensa, todo lo aprendido y memorizado hasta ese momento. Las batallas de un estudiante, unas de las pocas batallas que de verdad merecen la pena en este mundo. Los exámenes como únicos enemigos a los que derrotar, esos eternos enemigos de tinta y papel que nos perseguirán hasta que consigamos nuestra merecida corona de laurel.


Magister.

3 comentarios:

Magister_Mortis dijo...

Saludos a todos! Os dejo este pequeño relato que me ha surgido durante los momentos de pequeños descansos entre repaso y repaso. Estas tres semanas hasta el 11 de junio tengo los exámenes de mi carrera, y me dispongo a cargar con todas mis fuerzas contra ellos. Espero que mi "espada" de buena cuenta de mis enemigos de tinta y papel :P

Morticiaarias dijo...

Mucho ánimo! Gracias por el esfuerzo de dejarnos una entrada jejeje no me la esperaba que fíjate cuando entro a mirar xD
Mucho ánimo, levántate de la silla para estirar las piernas cada hora, bebe agua, y come y duerme bien xD
Pan comido con los exámenes!!!
bueno y un poco de suerte tb que te mando desde aquí.

Feliz día del orgullo frikiii :D

Jessica Cordero dijo...

¿Y cómo te ha ido?
Se me escapó la sonrisa leyendo el párrafo final. Es una belleza :)

Un beso desde mi mundo..