jueves, junio 26

EDV - Sorpresa Post Mortem

Al caer tras tropezar, el preciado objeto cayó de entre sus manos. El amuleto golpeó el suelo, y tras rodar unos centímetros a través del empolvado suelo de madera unas garras de un oscuro cuervo lo atraparon. Con unos estridentes graznidos, la siniestra ave abandonó la habitación por la misma ventana de cristales rotos por la que había entrado. En ese momento una pequeña explosión hizo saltar por los aires varias lascas de madera del suelo. Jake había disparado su trabuco en un vano intento por abatir al pajarraco que se escabullía con el artefacto entre sus garras. Albert, que aún seguía de bruces en el suelo, protegió su cabeza con sus manos y tras desaparecer la nube de polvo se levantó de un salto.

– ¡La próxima vez que hagas eso ten más cuidado si no quieres que acabe como uno de esos!-, exclamó Albert mientras señalaba con su dedo tembloroso uno de aquellos seres de ultratumba, descarnados y putrefactos que doblaba la esquina entrando en la habitación y acercándose a Jake. El trabuco se disparó de nuevo abatiendo al ser ultraterreno, acabando con sus inquietantes gemidos, aun así no era el único que había hecho acto de presencia en la estancia. -¡Esto no se acaba nunca! ¡Corre, hay que encontrar a ese cuervo!- Jake agarró a su compañero y de un empujón lo hizo correr saliendo a trompicones de aquella sala.

Sus pasos acelerados en la vieja madera que cubría el suelo a lo largo del corredor resonaban por todo el pasillo. En algunas ocasiones, Jake buscaba en su guardapolvo marrón la pólvora necesaria para poder descargar su trabuco y ganar tiempo contra aquellas bestias malsanas que trataban de acabar con sus vidas desde el momento en el que le arrebataron aquel amuleto al nigromante que en aquella desmejorada mansión habitaba. Ni ellos mismos sabían cómo habían conseguido tal cosa, y se sentían orgullosos de ello, pero tras haber perdido Albert dicho artefacto y verse rodeados de los sirvientes del hechicero, la situación no se mostraba muy favorable hacia ellos.

Tras haber cruzado una puerta de gruesos barrotes y adentrarse en lo que parecían los jardines de la mansión, los aventureros atrancaron la puerta y comenzaron a recuperar el aliento. –Dime Albert… tú que eres el historiador y el culpable de que yo me encuentre aquí en esta situación… ¿Ese amuleto arcano posee algún poder extraño del que no me hayas hablado?- preguntó Jake con su respiración entrecortada debido a la agitación y cansancio; - Bueno… Algunos manuscritos decían que este objeto sólo se doblega a la voluntad de su amo… y que todo aquel que se lo arrebata… sufre las consecuencias… que si no recuerdo mal eran…- la mano de Jake tapó la boca del historiador, -¡Calla! Con lo que he visto me basta…- De repente unos graznidos alertaron a los dos cazatesoros. Una nube negra de plumas negras de picos y garras afiladas inundó el jardín y se congregaron en torno a una figura ataviada con túnicas negras. Uno de los cuervos, posado en un hombro de aquel extraño personaje portaba en su pico el preciado objeto. Una mano pálida de huesudos dedos acarició al pájaro, y lentamente asió el amuleto colocándolo alrededor de su cuello; -No me miréis con esa cara de asombro, solo tomo lo que es mío…- susurró el nigromante en un tono mortuorio, clavando su mirada gélida en la de los aventureros.

Albert corrió hacia la oscura figura, haciendo caso omiso a los gritos y advertencias de su compañero. Finalmente Jake se abalanzó sobre el hechicero, descargando su trabuco contra el pecho aterciopelado. El frágil cuerpo del nigromante cayó al suelo formando lentamente un gran charco de sangre oscura. Todo se tornó en silencio. Asombrado por todo lo que había ocurrido, Albert recogió el amuleto lentamente; -¡Vayámonos de aquí! No quiero pasar un minuto más dentro de esta casa…-. Un chasquido hizo que Albert se girara hacia su compañero, para encontrarse con su trabuco a pocos centímetros de su cara... Un disparo resonó en lugar.

Lo único que pudo ver Albert antes de morir fue la mirada mortuoria en los ojos de su compañero, y una sonrisa macabra que cruzaba su rostro.

Magister

5 comentarios:

Magister_Mortis dijo...

Pues aqui teneis otro relato de los mios. Los que hayan leido mi primer relato de EDV podrán ver que ya en cada primer relato de las aperturas de los concursos meto cuervos de por medio.
Ya sabeis, si veis cuervos, me identificais XDDDD

Un saludo!!

Sentry dijo...

Muy bueno, Sr. Mortae, muy bueno.

El Mundo de Elibella dijo...

Ya decia yo que era un poco extranho que hubiera tantos cuervos a mi alrededor (va en serio, he visto millones de cuervos esta tarde) fantastico maestro :P

Von Kroix dijo...

Me ha molado. Mucho. No hay más que hablar.

[ кeя ] dijo...

saludos de nuevo, siento no haberme pasado antes por aqui he tenido el orde en desuso.

Vaya vaya, los cuervos suelen estar allí donde aparezca la muerte, para picar algo.

No se si hay precuela de esta parte o si continua, pero creo que me he enterado de lo suficiente en cuanto a argumento, y pinta interesante.